sábado, 9 de octubre de 2010

Barrios

De un tiempo a esta parte, muchas personas se han ido a vivir a unos barrios transformados en fortalezas o gallineros, según. Sucede que, para ingresar en el que les corresponde, los habitantes deben identificarse hasta por los poros y contar con al menos tres testigos. No vale el testimonio de la familia o de los guardianes, eso desde ya. Así que volver a su casa, para esta clase de personas, ha dejado de ser una rutina y se ha convertido, cuando se concreta, en una gran alegría, como cuando uno regresa del exilio, por ejemplo, o de pasar una temporada en una playa con mal tiempo o en una prisión de máxima seguridad, más o menos como ésa a la que quieren ingresar sus propios dueños, una celda dentro de todo bastante cómoda, llena de artefactos muy modernos, con la única contra de estar ubicada dentro del barrio.

2 comentarios:

  1. ¡Ay Mario! Siempre dando en la tecla.Utilizás sabiamente las palabras "fortalezas", "gallineros" "celdas". Yo, vulgarmente los llamo "ghetos", con el permiso y disculpas de los que lo fueron.
    Y son todo eso en conjunto.
    Por momentos pienso que vivo en el exilio, en otro país. ¿Terrible, no?
    Un abrazo.
    Perfectita tu nota. Como todo lo tuyo.
    Un abrazo.
    Sonia

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  2. es como tapar la realidad con un dedo de plástico traslúcido...

    es como saber que algo anda mal y está muy bien tener cola de paja...

    o porque no queda otra (como dicen)
    a sabiendas que no hay leyes justas que encarcelen la indiferencia y el invisible abuso hecho tormenta, entonces, sin darse cuenta, van derechito a hacerse una lejos de los espejos

    un abrazo Mario!

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